Islandia día 1: Península de Reikjanes

Llegada al aeropuerto de Keflavik, campervan y primera noche

Llegamos a las 21 horas, hora local. A nuestra llegada todavía era de día y nunca se haría de noche durante nuestra estancia, dado que el sol se ponía a las 12 y salía a las 2, pero en esa franja de 2 horas no terminaba de anochecer, había un atardecer que se terminaba convirtiendo en un amanecer sin que llegase a desaparecer el sol. El clima era el esperado en Islandia, 3-4 ºc, nublado y con lluvia ligera.

Nos vino a buscar el personal de Lava Auto y nos llevó a su base a 10 minutos en el pueblo de Keflavik. Todo fue rápido y fácil, tenía el seguro CDW incluido (lo habitual) y el de robo, probablemente innecesario dado que es uno de los países más seguros del mundo. Además añadimos el seguro de protección de lunas y bajos, recomendable debido a que parte de las carreteras son de tierra o gravilla y al cruzarse con otros vehículos pueden salpicar pequeñas piedras que dañen las lunas. También ofrecían el seguro de «sand and ash» que el propio personal nos dijo que no sería necesario y el de protección total que consideramos que era caro y esperábamos no necesitar.

Ya teníamos nuestra campervan, medio de transporte y vivienda para las próximas 2 semanas. Nos fuimos en búsqueda del primer camping. Pensamos en ir a dormir porque estábamos cansados y era tarde. A esa hora ya todo estaba cerrado y el próximo día queríamos ver la península de Reykjanes.

Buscando camping nos dirigimos al camping de Gardur donde no había nadie. Posteriormente sabríamos que en la mayoría de los campings a partir de ciertas horas no habría nadie atendiendo y que cobran al día siguiente. Islandia no está «preparado» para el turismo más allá del Golden circle, con poca infraestructura y pocas «comodidades» para los viajeros, y probablemente esa es uno de encantos y motivo por lo que nos gusta tanto. Es por ello que ciertos campings no son lo que esperaríamos. Hay campings que simplemente son un descampado o un prado de hierba para aparcar el vehículo con un baño y una pequeña cocina, aunque otros, generalmente en los pueblos más grandes y centros más turísticos, tienen instalaciones más completas.

Es obligatorio pasar la noche en un camping si se va en vehículo. Únicamente se puede acampar en cualquier lado si se va sin vehículo a motor, caminando o en bicicleta. Todos tienen unas tarifas similares de alrededor de 10€ por persona, en algunos está incluida el agua caliente de la ducha y en otros no. En las zonas volcánicas el agua caliente suele estar incluida dado que sale caliente por el propio calor de la energía geotérmica de la zona, que aunque tiene un olor a azufre al final te acostumbras. En las zonas no volcánicas la ducha caliente habitualmente funciona con monedas, que te proporcionan en recepción si llegas antes de que cierren, y suele durar 5 minutos. Más información de los camping en Islandia en este enlace.

En camping de Gardur es de los más sencillos de la isla con únicamente un baño y un lavadero. Era básicamente un descampado y está en una zona muy ventosa, por lo que con el día de temporal que había, sin sitio para resguardarse, decidimos buscar otro camping por la zona. Simplemente buscando en google maps se pueden encontrar fácilmente otras opciones. Nos fuimos a Grindavik, pueblo pesquero al sur de la península de Reikjanes, y nos quedamos en el Camping Grindavik muchos más resguardado del viento y con ducha caliente incluida. Nos vino perfecto porque al día siguiente pudimos parar en el supermercado Netto, que hay en el mismo pueblo para abastecernos y desayunar.

Día 1: península de Reikjanes

La península de Reikjanes se puede recorrer en un día o incluso en menos tiempo. Fácilmente accesible desde Reikjavik o desde el aeropuerto de Keflavik, dado que este está en la misma península. Se trata de un territorio volcánico dentro de la falla que parte el país en dos. El paisaje de la península se caracteriza por los campos de lava y acantilados de roca volcánica lleno de aves marinas.

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Peninsula de Reykjanes. Foto tomada en el camping de Grindavik.

Aquí mas información sobre las placas tectónicas de un panel que vimos en la zona.

Ruta del día: https://goo.gl/maps/xd2Xfae9cUk

Al salir de Grindavik cogimos la carretera 425 que circula al lado del mar. La primera parada son los acantilados de Brimketill en el sur de la península. El campo de lava choca con el mar y forma estos acantilados de roca negra. Fue muy llamativo durante el viaje que a pesar de que Islandia es una isla en el medio de Atlántico no había oleaje y el mar estaba habitualmente calmo aunque fuese mar abierto (aquí justamente fue el único lugar con oleaje).

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Acantilados de Hafnarberg

Continuando por la carretera 425 llegamos a los campos de fumarolas y pozas lodo de Gunnuhver, tras pasar por la central térmica. En este campo está la poza de lodo más grande de Islandia con más de 20m de diámetro formada por el agua caliente que derrite la piedra del campo de lava y los gases de compuestos de azufre que emanan haciendo el agua ácida. Esta zona es patrimonio de la Unesco como gran parte de la Reikjanes. Para ver mejor las pozas y el todo el área hay pasarelas por la zona para seguridad el visitante. Es impresionante contemplar la fuerza de la naturaleza, en el viaje a Islandia se coge otra perspectiva sobre la naturaleza que no se puede ver en el resto de Europa.

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Gunnuhver

Antes de volver a la carretera nos dirigimos al faro de Reikjanes que está sobre una colina en el medio del campo de lava. Pasamos por él y llegamos a los acantilados de Valahnúkamöl en el extremo más alejado de la península, con el mar que pegaba más fuerte y moldeaba las rocas dejando formas más puntiagudas. Estos acantilados son zona de anidación y avistamiento de aves marinas.

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Acantilados de Valahnúkamöl

Volvemos de nuevo a la carretera principal y llegamos al puente entre dos continentes, puente de Miðlína, que está sobre la falla que separa la placa de América y Eurasia.

El día comenzó a ponerse más feo y a llover por lo que decidimos no ir al lago Kleifarvant ni el área geotermal de Krýsuvík y nos fuimos a Reikjavik a dar un paseo por su centro, en Islandia hay que tener siempre alternativas por si la meteorología no permite seguir los planes. Reikjanes aunque no lo acabamos de ver todo, fue un buen punto de inicio de lo que nos íbamos a encontrar en Islandia.

En Reikjanes se encuentra la Laguna Azul. Nosotros no fuimos porque habíamos mirado antes los baños termales que hay distribuidos por la isla y preferimos ir a otros menos conocidos que la Blue Lagoon. En el lago Myvant hay otros baños termales que salen a mitad de precio que la laguna azul y está menos concurrida al quedar en el noreste de la isla y por donde nosotros vamos a pasar. No obstante hay un número elevado de baños y pozas de aguas termales y está bien saber dónde están por si queremos entrar en calor en un día de frío.

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