Dia 6: Costa sur. De Vik a Kirkjubæjarklaustur

Ruta en coche aquí.

Comenzamos el día con un paseo hasta la playa de arena negra de Vik, Reynisdrangar. Estaba completamente vacía y tranquila, lucía el sol y el mar estaba calmo. En Islandia lo normal es que las playas sean negras, pero al final del viaje os mostraremos una que no lo es. Reynisdrangar una playa más bonita de lo esperado y pudimos dar un paseo tranquilo antes de irnos.

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Playa de arena negra de Vik

Reynisfjara

En la ruta de hoy comenzamos volviendo hacia atrás para ir a la playa de Reynisfjara, la más conocida de Islandia, en parte por haber aparecido en Juego de Tronos. También sale en múltiples rankings como una de las playas más bonitas del Mundo.

Se encuentra cogiendo la carretera 215 desde la N1 antes de llegar a Vik. Tras pasar por alguna granja llegamos a la playa. Está muy bien señalizada por lo que no ha pérdida

Reynisfjara es un playa de arena negra, kilométrica, con grandes olas de 2-3 metros y con bastante el viento. 

En el acceso se llega a unos acantilados a cuyos pies hay unas columnas hexagonales de basalto blanco al lado del acantilado, Hálsanef, de unos 66 metros de alto y recuerdan a los grandes órganos de las catedrales. Al otro lado hay una cueva, Halsanefshellir, en la propia roca. La marea estaba baja por lo pudimos visitarla sin problemas e ir hasta el final de la playa por al lado del acantilado.

Además, en el mar frente al acantilado hay unos islotes espigados de piedra de más de 30 m de altura conocidos como Reynisdrangar. En la cultura islandesas cuentan las leyendas que son trolls de piedra.

Reynisfjara
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Reynisfjara
Reynisfjara

Camino a Dakgil

Volvemos a la N1 pero por poco tiempo. Pasando Vik, antes de llegar a los campos de ceniza nos desviamos por una carretera de tierra que lleva hasta þakgil, un cañón rodeado de montañas. Se encuentra un camping, donde no íbamos a pasar la noche pero queríamos ir de todas formas para ver el paisaje que lo rodea. La carretera era de tierra, barro y en algún tramo de ceniza pero transitable con un vehículo no 4×4.

De camino las vistas son espectaculares con montañas, ríos y la planicie de fondo. Tras aproximadamente 20 km paramos en un descampado desde donde se veía todo la planicie de ceniza, formada por el deshielo del glaciar y las erupciones volcánicas. Estaba cruzado por el río Múlakvísl, y al fondo antes del mar se veía el promontorio Hjörleifshöfði, una pequeña montaña de piedra en el medio del campo de ceniza que sería nuestro próximo destino.

Camino a Dakgil

Qué mejor sitio para cocinar con el camping-gaz y comer con esas vistas… a pesar del viento. Tras pasar un rato allí, después de comer, decidimos volver hacia atrás sin llegar a nuestro destino pero faltaban otros 10-20 km y la carretera se complicaba, de hecho nos encontramos con un bus lleno de turistas holandeses atrapado, intentando dar vuelta porque no era capaz de pasar por una curva cerrada en una cuesta bastante empinada, lo tenía difícil para dar vuelta dado su tamaño, aunque finalmente lo consiguió.

Hjörleifshöfði

Posteriormente desde la N1 nos dirigimos a Hjörleifshöfði, el promontorio de 221 m en el medio de el campo de ceniza de Mýrdalssandur. Previamente era una isla en el mar pero ahora está rodeada de la planicie.

La ring-road atraviesa Mýrdalssandur durante unos 25 km. Es un paisaje único, una planicie de cenizas sin nada más, de un color negro, ahora invadido por las flores violetas. Hjörleifshöfði queda a la derecha de la carretera por un camino de tierra que atraviesa los campos de flores.

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Subimos arriba del del promontorio y desde arriba se puede contemplar la planicie y las montañas nevadas al fondo. Tras un tranquilo paseo bajamos y vimos la cueva. que

La cueva no tiene nada especial, de hecho lo que me dejó prendado fue el campo de ceniza negra casi infinito que hay, ese terreno totalmente plano e inhóspito no nos dejaba de impresionar.

De vuelta al coche, la N1 atravesaba el campo de ceniza y después pasaba por el medio de los campos de lava petrificada. Su extensión atrapa, mirar al horizonte y ver todo ceniza y lava petrificada es un ejemplo de lo grande que es la naturaleza. Advertir que los campos de lava están protegidos y no se puede pisar ni ir por ellos más allá de las zonas señalizadas.

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Campo de lava

Fjaðrárgljúfur

Nos dirigíamos a Kirkjubæjarklaustur, donde planeábamos pasar la noche. Pero antes hicimos otra parada obligatoria en Islandia: Fjaðrárgljúfur. 

Fjaðrárgljúfur es un cañón de unos 100 m de alto y 2 km de largo por el que pasa el río Fjaðrá rodeado de un verde páramo (Islandia es un tierra de contrastes en pocos kilómetros). Aparcamos en el parque que hay en la zona y fuimos por un camino de tierra que va por el lateral del cañón, con un repecho al inicio, por el medio de la hierba verde y como siempre en Islandia sin vayas que se interpongan, permitiendo ver todo el paisaje en su esplendor, únicamente no acercarse demasiado al borde.

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NOTA: esta señal simboliza lo que los islandeses no quieren que los visitantes hagamos. No os preocupéis hay baños cada pocos kilómetros por la N1.

Kirkjubæjarklaustur

Kirkjubæjarklaustur, es la única parada posible entre Vik y Höfn. Al llegar queríamos ir a ver Systrafoss, una cascada que sale de Systravant, un lago sobre una colina al lado del pueblo mismo, pero el tiempo había empeorado y estábamos cansados así que al llegar al pueblo tomamos un café en systrakaffi, que parecía un sitio que estaba bien para cenar y después pasamos la noche en el camping del pueblo. Un camping con cabañas y bongalows, cocina amplia, baños de pago y buenas instalaciones.

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